Llevo ochocientos mil años viviendo…
En cada amanecer y en cada ocaso.
En cada palabra y en cada grito.
En cada sombra a la luz del día.
En cada mirada y en cada beso.
Llevo ochocientos mil años viviendo…
En cada guerra y en cada herida
En cada batalla ganada y perdida.
En cada flor y en cada gota de rocío
En cada playa y en cada río
Llevo ochocientos mil años viviendo…
En cada palacio y en cada tumba.
En cada dios y en cada virgen.
En cada padre y en cada hijo.
En cada idea, en cada utopía.
En cada amor, en cada sexo,
En cada frase, en cada te quiero,
Vivo libre y vivo preso,
Ochocientos mil años llevo viviendo,
Llorando, gozando, hablando y riendo,
Naciendo, sufriendo, jugando y perdiendo.
En cada gen, en cada átomo,
Ochocientos mil años llevo viviendo,
En cada pregunta, en tu silencio,
De punta a punta, de norte a sur,
En el fuego y con el viento
Viví en Sodoma y Babilonia
y viví en Grecia y también en Roma,
y Auswitchz, el Tibet y Palestina,
llevo viviendo ochocientos mil años,
en New York en cada esquina.
Ahora vivo contigo, hermano,
Siempre cerca, siempre a tu lado,
Porque desde Atapuerca hasta hoy,
Sin faltar nunca a la cita,
Ochocientos mil años llevo muriendo.
En cada amanecer y en cada ocaso.
En cada palabra y en cada grito.
En cada sombra a la luz del día.
En cada mirada y en cada beso.
Llevo ochocientos mil años viviendo…
En cada guerra y en cada herida
En cada batalla ganada y perdida.
En cada flor y en cada gota de rocío
En cada playa y en cada río
Llevo ochocientos mil años viviendo…
En cada palacio y en cada tumba.
En cada dios y en cada virgen.
En cada padre y en cada hijo.
En cada idea, en cada utopía.
En cada amor, en cada sexo,
En cada frase, en cada te quiero,
Vivo libre y vivo preso,
Ochocientos mil años llevo viviendo,
Llorando, gozando, hablando y riendo,
Naciendo, sufriendo, jugando y perdiendo.
En cada gen, en cada átomo,
Ochocientos mil años llevo viviendo,
En cada pregunta, en tu silencio,
De punta a punta, de norte a sur,
En el fuego y con el viento
Viví en Sodoma y Babilonia
y viví en Grecia y también en Roma,
y Auswitchz, el Tibet y Palestina,
llevo viviendo ochocientos mil años,
en New York en cada esquina.
Ahora vivo contigo, hermano,
Siempre cerca, siempre a tu lado,
Porque desde Atapuerca hasta hoy,
Sin faltar nunca a la cita,
Ochocientos mil años llevo muriendo.
(Una mándibula hallada recientemente en Atapuerca data la existencia del ser humano en Europa ya en 1.200.000 años. No hemos aprendido nada).
A C T U A L I Z A C I Ó N
Bueno, mi poema está bastante lleno de lugares comunes, pero hoy mismo 24 hrs. después de colgarlo en mi blog, "El País" publica este dibujo de El Roto, y me parece muy oportuno añadirlo a mi post pues me ha sorprendido gratamente la coincidencia.... Iago siempre adelántandose a su tiempo... ¡claro que un adelanto de 24 horas frente a ochocientos mil años tampoco es pa tirar cohetes, jajaja.!

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